Estudiar en una universidad privada puede conllevar una
serie de ventajas que todo estudiante debe valorar. Afortunadamente contamos con universidades públicas
de gran prestigio, pero las universidades privadas están haciendo un esfuerzo en
los últimos años para aumentar su atractivo.
La principal ventaja y la más conocida por los futuros
universitarios, es la relajación en las notas de corte para entrar. Normalmente
para muchas carreras simplemente basta con tener los requisitos de acceso mínimos
a la universidad, sin necesidad de conseguir una nota mínima.
No obstante en las carreras más demandadas, y en ciertas
universidades privadas pueden existir criterios más restrictivos como tener
buenas notas en bachiller, superar exámenes propios de la universidad o
realizar entrevistas. Hablaremos de ellos más detenidamente cuando comentemos
los estudios de medicina, enfermería, veterinaria…
Otra de las ventajas que cabe esperar de estudiar en una
universidad privada es que cuenten con una excelente dotación en cuanto a
material e instalaciones se refiere, ya que al estar sujetos a una financiación
privada deben responder a unos criterios de exigencia hacia su alumnado.
Hablamos de edificios en excelente estado o nuevos, aulas totalmente equipadas,
laboratorios funcionales al 100%...
Un tema que también es interesante es el número de alumnos
por clase. Desde la universidad privada siempre se ha presumido de ofrecer
clases en unos grupos reducidos, en contraposición a la saturación de ciertas
universidades públicas. A este respecto, aunque en muchas de ellas sigue sigan
ofertando grupos reducidos también e cierto que se está empezando a notar un
aumento en este ratio. Como ejemplo en algunas instituciones privadas ya se
están viendo clases de más de 60 alumnos, algo que choca de frente contra esta filosofía.
Unos grupos tan grandes dificultan en la mayoría de los
casos la docencia y la propia relación entre el alumno y el profesor, otra de
las señas de identidad de la universidad privada. Es una política que las universidades
deberían controlar con rigor.
Por último tenemos que hacer referencia a los múltiples
acuerdos con grandes empresas en la realización de prácticas profesionales y en la creación de bolsas de empleo. Un
factor que mejora la futura empleabilidad y que hace que en muchas
universidades los datos referentes al tiempo medio en que sus egresados
encuentran un empleo sean motivo de orgullo.
En próximas entradas empezaremos a comentar casos concretos de universidades y carreras. Además también dedicaremos una entrada a los aspectos negativos de la universidad privada, que fundamentalmente se centra en las difícilmente superables barreras económicas de acceso para muchas familias.
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